Hace unos meses, desde la plataforma La Maldición del Escritor, convocaban la antología Iridiscencia, una antología de literatura de género con personajes LGBT+. Yo, que me apunto a un bombardeo, y más si tienes maricones, decidí ponerme con un relato y presentarlo a la antología. Ese relato es El panadero.
No lo seleccionaron, pero se quedó a las puertas: obtuvo la mención de honor en la categoría de fantasía. Para mí, que lo presentaba con pocas esperanzas (como siempre que presento algo a cualquier cosa), fue como si hubiera entrado. Y releyendo el relato pensé que tal vez no estaba mal, que tal vez podría hacer algo con él. Llevaba un tiempo queriendo subir algo a Lektu en pago social, y no se me ocurría mejor momento.
De modo que me lié la manta a la cabeza y me puse con el tema. Le pedí a Eleazar Herrera que me ayudase con la corrección y le encargué a Gema Martínez la portada (¿os habéis fijado en la PEDAZO de portada?). Y ya está ahí, en Lektu. Ahora es vuestro.
Pero antes de dejarlo marchar y lanzarlo a las aguas embravecidas del Internet, quería decir unas palabras sobre mi panadero. Hace unos meses hablaba con un amigo y decía que si algún día publicaba algo nunca hablaría sobre de qué iba el libro, que le parecía lo más pedante del mundo. No sé muy bien qué respondí, pero le estuve dando vueltas al tema y decidí que no estaba de acuerdo. A mí me gusta mucho ver qué tienen que decir los autores de sus publicaciones. Aquella entrada de Alicia Pérez Gil hablando de Carne la disfruté un montón, por ejemplo. Conocer la opinión del escritor sobre qué han escrito me parece que enriquece mucho el texto y mi lectura, y por eso quería hacer algo parecido.
Así que vamos a ello. Seré breve, lo prometo.
La cita que abre El panadero es de un soneto de John Donne titulado Batter My Heart, en concreto, los últimos versos:
Divorce me, untie or break that knot again,
Take me to you, imprison me, for I,
Except you enthrall me, never shall be free,
Nor ever chaste, except you ravish me.
Batter My Heart (‘Golpea mi corazón’, traducido muy libremente) habla de la entrega y del amor. El poeta se entrega a Dios, se abandona a él y se deja hacer de todo, y lo hace porque solo así puede encontrar la libertad. El panadero habla de lo mismo, de entregarte a alguien hasta consumirte y perderte a ti mismo por el camino.
En el relato, Carlo, el protagonista, se enamora de un chico que pasa todos los días por su panadería. Empieza a pensar mucho en él, empieza a imaginar, empieza a ilusionarse y acaba haciendo tonterías, como todos. Pero Carlo, en el fondo, no está enamorado de él. Le recuerda a alguien de quien sí estuvo muy, muy enamorado, alguien que ya no está y a quien echa mucho de menos. Ese es el amor que le consume, aunque ya se haya terminado. Porque también creo (y en el fondo también de eso habla el relato) que hay heridas que nunca, nunca cierran, y cosas que nunca dejan de doler. Y bueno, cada uno soporta esa realidad como buenamente puede.
Carlo lo soporta volviéndose a enamorar. Él encuentra en ese chico un sustituto barato de lo que sintió entonces, y se entrega a eso porque, como en el poema de Donne, es la única forma que tiene de ser libre. Y es una mierda, pero tampoco le han enseñado a querer de otra manera que no sea entregándose por completo.
Así que eso. El panadero es un relato de fantasía, tiene magia, brujos y demonios; pero al final habla del amor, de querer mucho muchísimo y perderte por el camino. O esa es mi opinión, por lo menos. Tú puedes tener otra distinta.
Todo muy intenso, ya veis.
En cuanto al final, no tengo claro si es un final feliz o uno trágico. Es ambiguo a propósito, como es mi opinión en esta mierda de querer hasta que te consumes. En parte por eso dejo que lo leáis, porque quiero conocer vuestra opinión.
Y esto es todo lo que tenía que decir sobre el relato. He sido breve, ¿no? Lo tenéis al módico precio de un tuit en Lektu.
Espero que os guste mucho.